Un problema fundamental al que se enfrenta el historiador de la Antigüedad es la escasez de las fuentes disponibles, así como su más o menos flagrante parcialidad. Esta situación obliga a analizar concienzudamente todos los documentos a nuestro alcance, incluso aquellos que una mirada apresurada o ingenua desecharía como irrelevantes. Entre ellos se encuentra la […]

Fuente: INTECCA Comunicación.